La historia de nuestro país está compuesta por muchos hechos que la marcaron y desastres que también causaron tragedias, Morolica es un ejemplo claro de lo que puede hacer un desastre natural. La desaparición del antiguo pueblo, fundado en 1824, y el resurgimiento de Nueva Morolica demuestra que la unión hace la fuerza.

En el departamento de Choluteca al Nororiente puede encontrar este hermoso municipio, que luce rodeado de encantos naturales como ser los cerros de Suncucuire y al norte del río Choluteca.

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De lo que fuera el antiguo pueblo, quedaron muy pocas estructuras en pie y la Iglesia es una de ellas.

Renacimiento de un pueblo perdido

Con la destrucción del antiguo Morolica, por el paso del huracán Mitch, quedó solo rastros de lo que un día fuera un municipio que mantenía a flote su economía en la zona sur. Siendo este un referente en ganadería, agricultura y pesca.

Desde su reconstrucción se mantiene la esencia de un hermoso lugar, el cual enamora a todo el que llega, ya que lo hace sentir como en casa por la hospitalidad y el cariño que infunde su gente; además de disfrutar los encantos que ofrece Morolica por su conservación cultural e histórica en sus principales instituciones.

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Sus calles y su nuevo pueblo son resientes algunos lo consideran el municipio mas joven de Honduras. Fotos por: Nota Caliente HN.

Conozca Morolica

Su historia y pasado hacen de Morolica un lugar perfecto para visitar y ver lo que es actualmente el municipio, desde sus bellas calles que lucen modernas; y la estructura de sus casas que dan un ambiente colonial por sus techos de tejas sin alejarse del entorno natural.

Además de poder probar la gastronomía local y disfrutar de las bellas pozas en el río; podrá convivir en un clima cálido, será bien recibido por su gente que es muy atenta y le darán una bienvenida calurosa en este rinconcito con mucha historia en la zona sur de Honduras.

Son pocos los escombros que quedan de la vieja Morolica que se conservan como recuerdos de lo trágico que fue el paso del huracán por la zona; demostrando que un pueblo puede renacer de los escombros a pesar de las adversidades.