Trujillo, es una ciudad y capital del departamento de Colón, en la república de Honduras.

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Fue una de las primeras ciudades fundadas por los españoles al momento de la Conquista.  La profundidad de su bahía la convirtió rápidamente en un destino ideal para la navegación de los grandes barcos mercantes españoles. Historias de piratas, corsarios, compañías bananeras y un rico pasado precolombino son parte de los atractivos que posee Trujillo.  Ahora con su naturaleza exuberante rodeándola, la ciudad  puerto es la oportunidad para descubrir nuevas fronteras.

Era el cuarto y último viaje del Almirante. Tras descubrir la isla de Guanaja, Colón se dirige a tierra firme y llega a Punta Caxinas, ahora Punta Castilla. Es el descubrimiento de  Honduras; el acontecimiento de la Conquista. Las condiciones naturales de la bahía de Trujillo eran ideales para convertirla en un emporio portuario.

Protegida por la barrera de Punta Castilla, la bahía era un remanso de aguas calmas y profundas. En 1525,  Juan de Medina fundó la ciudad de Trujillo, llamándola así en honor a la ciudad española del mismo nombre de la cual era oriundo su superior, Francisco de las Casas.

Pero la vida de Trujillo nunca ha sido fácil. Desde el comienzo, fricciones entre los distintos capitanes españoles, más enfermedades y la resistencia de los indígenas, pusieron en precario a la ciudad. A base de esfuerzo, Trujillo prosperó. Lo suficiente para que el 7 de julio de 1558, forajidos franceses la atacaran por vez primera.

A partir de ahí, la ciudad se convirtió en blanco de piratas y corsarios, no tardó la corona española en verse obligada a destinar recursos para protegerla. Los primeros intentos arrancan en 1575, cuando se le provee con las primeras piezas de artillería y se decide construir un baluarte. Fortificación que se diseñó hasta el año de 1586 y que terminó por construirse, de acuerdo a las costumbres y técnicas de la época, en 1629. Por ser un sistema defensivo tan débil, la ciudad siguió siendo víctima de los bandoleros y solo en ese siglo Trujillo sufrió cerca de diez ataques masivos.

A pesar de todo, la ciudad y el fuerte lograron sobrevivir. Luego vinieron las épocas de la compañía bananera. Bonanza tras bonanza, la ciudad vivió años de gran esplendor. El comercio se intensificó y se instalaron consulados de otros países. Tras la partida de la empresa transnacional, la ciudad perdió fuerza. Ahora, convencida de sus enormes riquezas naturales, Trujillo inicia una nueva etapa.

La Laguna de Guaimoreto, el Parque Nacional Capiro y Calentura o las playas de Campamento y Santa Fe (unas de las más bellas de toda la costa norte) son parte de las riquezas naturales de esta tierra. Añada la herencia colonial y cientos de sitios precolombinos todavía por investigar y se dará cuenta que Trujillo tiene todavía una historia por contar.

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