Honduras es un país lleno de personas emprendedoras. El esfuerzo de su gente se ve en cada producto que es elaborado con sus propias manos. Este es el caso de Javier Sullivan, un hondureño que con mucha perseverancia ha maravillado a viajeros con su delicioso café saborizado que lo ofrece en un pequeño establecimiento llamado “La hora del café”.

En la orilla de la carretera del norte que conduce hacia El Progreso, Yoro, se puede observar un gran árbol que se encarga de brindar sombra a la pequeña champa de madera y palma manaca, al acercarse se puede observar el inconfundible aroma del café de palo recién preparado por el señor Javier Sullivan.

Sullivan es un humilde señor procedente de Tela, Atlántida, por muchos años dedicó su vida a laborar en la cocina de grandes restaurantes y hoteles, sin embargo, su mayor sueño era tener su propio negocio.

Tras quedarse sin empleo por varios meses decidió dar marcha a ese sueño que con mucha constancia y esperanza consiguió plasmar en este corredor turístico y comercial.

Con sus propios recursos y utilizando la materia prima que le rodeaba logró levantar la acogedora champita donde ahora ofrece café de palo traído de Santa Bárbara y que ha sido bien recibido por los hondureños y extranjeros que transitan por esta zona del país.

Se ha encargado de combinar diferentes ingredientes junto al café para poder ofrecer a sus clientes las más deliciosas creaciones.

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En su puesto ofrece 16 tipos de café saborizado, desde el tradicional café con pimienta gorda hasta uno de los más complicados según sus propias palabras, el licor de café. Sus exóticas bebidas se mezclan con toques de canela, menta, jengibre, nuez moscada y hierbas como cardamomo.

Su menú no solo se limita a exóticas bebidas, también se disfrutar de un delicioso pan artesanal.

El hondureño ha creado un ambiente confortable y tradicional, con pequeños troncos secos utilizados como sillas, cómodas hamacas para descansar, plantitas como decoración y un detalle que le ha acompañado desde sus inicios, pequeñas banderas de Honduras ubicadas en la entrada y el centro de su establecimiento.

Así inicio su negocio

Javier Sullivan comenzó con un pequeño termo y unas cuantas sillas plegables que el mismo había reparado para recibir a sus visitantes, poco a poco y sin importar las adversidades ha ido acondicionando el puesto para crear una mayor experiencia entre sus clientes.

Ahora las personas que transitan por esta carretera siente la necesidad de detenerse y degustar el delicioso café que prepara este hondureño que lo hace con todo el amor y dedicación.

Se puede descansar en las cómodas hamacas.

  –Sullivan sueña con poder expandir su marca de café, hacerla conocida en todo el territorio y así poder ayudar a varios hondureños que tienen la necesidad de un empleo-.