Una selecta variedad de puros que son exportados a todo el mundo se fabrican en Danlí, ciudad donde el habano es un maridaje perfecto de humo y placer.

Plasencia Tabacos de Oriente, es la fábrica de puros que se encarga de elaborar este producto agrícola.

Un rubro que expande fronteras

Hablar de tabaco en la zona oriental del país es referirse a uno de los rubros más fuertes que impulsa la generación de miles de empleos directos e indirectos, una labor que se realiza a través de un minucioso proceso que hoy en día cumple con los estándares requeridos para exportar puros de calidad a nivel mundial.

Recorrer esta fábrica es una cautivadora experiencia que produce esa íntima seducción del placer en boca de un habano, con apenas sentir su aroma impregnado en cada rincón del lugar.

Una selecta variedad de puros que son exportados a todo el mundo se elaboran en Plasencia Tabacos de Oriente.

El placer de catar un habano de cinco estrellas

La primera estación de la fábrica es la sección de moneo de tabaco, donde se encargan de contar y seleccionar las hojas de acuerdo a su textura, color y características, ya sea conérico o habano, en paquetes de 40 y 30 hojas, respectivamente. Se trata de una faena que comienza a partir de las 6:00 de la mañana y culmina alrededor de las 4:00 de la tarde, cuya responsabilidad recae en las dos personas encargadas de esta área.

Luego de este proceso, la hoja llega al departamento de clasificación para evaluar su calidad en un proceso de doble revisión, para posteriormente sacar la capa y llevarla a la máquina y extraer la vena para que queden dos bandas separadas. Al caer en el área de rezago de capas, la hoja es cortada por la mitad y entra en un proceso de reclasificación y revisión de su tamaño, color y calidad para llegar al reacondicionamiento de materia prima, entrega de material a los pureros para comenzar capa por capa a elaborar el puro.

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Al recibir los paquetes, seleccionados de acuerdo a la marca, el material pasa al departamento de producción dividido en cuatro módulos. El primero se encarga de enrolar el puro dándole el corte y forma para luego pasar al timón de prensadora y medir su grosor. Aproximadamente son más de 200 marcas de puro las que se fabrican en esta planta, según Angie Mejía, representante de Ventas en Plasencia Tabaco de Oriente.

El proceso de control de calidad continúa con las máquinas de tiro, donde se pone a prueba la fluidez del aire y humo, para luego catarlo y etiquetar los paquetes que se almacenarán en las bodegas de fermentación y alejamiento, clasificados por vitolas se pueden dejar de 24 horas a un año, ya que al igual que el vino entre más añejo, mejor.

En la recta final de este ritual, el puro llega a la etapa de empaque en caja y etiqueta, al sellarse con plástico se procede a guardar en un cuarto de enfriado ya con el producto listo en cajas para finalmente exportarlo y ser disfrutado por quienes están dispuestos a dejarse llevar por el placer del humo.

Fuente: El Heraldo

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