En la zona oriente de Honduras se encuentra una imponente montaña que mide 1,650 metros sobre el nivel del mar (msnm) corazón de un maravilloso y asombroso bosque que refugia árboles de 190 años, plantas admirables por científicos de todo el mundo, unas 184 especies de aves, venados y 1000 de mariposas. Esta admirable selva es la Reserva Biológica de Uyuca (RBU).

La riqueza de esta montaña se ha convertido en un importante pulmón de la capital, ya que se encuentra a escasos 15 kilómetros.

Este es un verdadero edén que de inmediato identifica la presencia humana porque los únicos habitantes permanentes son las aves, mariposas y mamíferos que recorren sin temor de encontrarse con la mano destructora del hombre.

Esta pequeña reserva biológica tienen muchas partes vírgenes, es decir, que no ha sido intervenidas por el hombre, y hay árboles que datan desde hace 200 años.

Este tesoro natural es protegido por la Escuela Agrícola Panamericana Zamorano, las alcaldías donde está enclavado y el Instituto de Conservación Forestal (ICF). Por otro lado, don Ángel García y Wilfredo Ramos se encargan de cuidar esta Joya de 816.9 hectáreas, de las cuales 237.1 se encuentra en la zona núcleo, es decir, bajo vigilancia extrema.

El acceso a la Reserva Biológica de Uyuca es restringida, por ende, las personas que desean ingresar deben solicitar la autorización de la Universidad del Zamorano, de lo contrario no podrán ingresar.

La aventura en este bosque es única  porque a medida que se adentra se encuentra con una enorme cobija de ramas y frondosos árboles que no permite el ingreso total del sol. En cuanto al clima se caracteriza por ser húmedo y fresco.

Por su diversidad de plantas, biólogos extranjeros vienen a cada momento a realizar trabajos de investigación.

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