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El peñón de Cayaguanca

Para los amantes del senderismo, este peñón (La Piedra de Cayaguanca para algunos) es un destino casi obligatorio. Sus formaciones rocosas, la belleza escénica del paisaje y la asombrosa vista panorámica que regala desde la cima justifican el ascenso de sus 1,621 metros de altura.

El peñón lo comparten Honduras y El Salvador. Para llegar a él desde Ocotepeque, el viajero debe tomar el desvío a la aldea San Rafael.

La leyenda dice que Cayaguanca era un joven guerrero sin más riqueza que el amor que mantenía a escondidas con la  hija  del cacique. Cuando este se percató de la pasión prohibida de su hija, ordenó amarrar a Cayaguanca a la peña de la cima para que muriera de frío y de hambre.

Las lágrimas del joven guerrero fueron tantas que inundaron al pueblo hasta cubrirlo completamente.Con el tiempo, las lágrimas de amor se convirtieron en piedras que ahora se aprecian en el peñón. Según la misma leyenda, Cayaguanca quiere decir » la piedra que mira las estrellas».

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