Los destellos de un espejo de agua de más de 300 metros cuadrados se escapan de la capa de lirio acuático, mientras un par de garzas permanecen inmóviles ante las caricias del viento.

A pleno mediodía, la Laguna del Pedregal, encumbrada en la montaña del mismo nombre en el norte del Distrito Central, despliega una solemne serenidad y seduce, con el cómplice cielo límpido y las solitarias montañas, a descansar.

Ante el impacto de esta belleza escénica, surge la idea de sacar del olvido a la pequeña formación acuífera y convertirla en un destino turístico de primera de la metrópolis.

Al menos esa es la iniciativa de los líderes comunitarios, quienes esperan poner en marcha un plan de rescate y transformación de la única laguna natural de la capital, junto a las autoridades gubernamentales y municipales.

En ese sentido, el comité pro mejoramiento de la laguna sostuvo ayer una reunión de socialización con aldeanos de la zona y alrededores para exponer la propuesta y seguir una línea de trabajo.

Es de mencionar que este comité está conformado por la Secretaría de Infraestructura y Servicios Públicos (Insep), el Instituto de Conservación Forestal (ICF), la Alcaldía Municipal y el patronato de la aldea.

Zona de protección

Para llegar a la laguna, situada a espaldas de San Matías y frente a El Durazno, se necesita recorrer caminos escabrosos y polvorientos, con la ventaja de existir varias rutas que convergen en el acuífero.

Aunque la Laguna del Pedregal pertenece al área protegida de la cuenca del río Guacerique, se llegó a un acuerdo para iniciar un proceso de declaratoria especial para la región.

Así lo informó Marlenia Acosta, coordinadora de Áreas Protegidas y Vida Silvestre de Francisco Morazán del ICF, al revelar que el hábitat se puede blindar con una declaración de sitio de importancia.

En ese sentido, la funcionaria amplió que se conformará un equipo, con expertos y estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), para realizar un diagnóstico biofísico.

El análisis permitirá determinar el tipo de fauna y flora, así como las características geológicas, hidrológicas, morfológicas y socioeconómicas del punto, para sustentar la figura de protección, describió la representante del ICF.

Acosta estimó que el proceso para emitir la declaratoria por parte del ICF puede durar entre uno a dos meses, aunque destacó que la comunidad se favorece con la tenencia de documentos de respaldo.

Es de mencionar que investigaciones recientes concluyen que este pequeño embalse natural se forma del agua lluvia y no procede de ningún otro acuífero cercano.

Además, la base del depósito de agua se originó de la lava volcánica que recubrió la montaña al solidificarse, pero también se han identificado numerosos pozos drenados al río Guacerique y sus quebradas.

Destino turístico

El terreno propuesto para la declaratoria tiene una dimensión de 28 hectáreas, donde se incluye el espejo de agua de la laguna que sobrepasa los 300 metros cuadrados, según los funcionarios y los aldeanos.

Esta riqueza quiere ser aprovechada por los habitantes para crear un sitio turístico con políticas sostenibles para la protección del corredor boscoso.

Sin embargo, Fredy Valeriano, presidente del patronato de la aldea, aclaró que la iniciativa debe sortear primero la problemática del saneamiento de la laguna, los asentamientos humanos, la tala de árboles y los incendios forestales.

“Queremos cuidar el bosque y uno de los mayores problemas que tenemos son las invasiones humanas, porque es una presión de crecimiento que viene de las colonias de la Nueva Capital y otras”, explicó Ernestino García, coordinador de proyectos rurales de Insep.

De esta forma, a los representantes del gobierno y la Alcaldía se les ha propuesto proyectos asociados a la pavimentación, seguridad, energía, reforestación, ganadería, agricultura y regeneración del hábitat animal.

En caso que el gobierno no apoye en su totalidad el proyecto, los habitantes se inclinarían por trabajar únicamente con las instituciones que queden o, en caso que lo amerite, únicamente los aldeanos.

“Nos estamos metiendo de lleno para mejorar la única laguna natural de la capital”, explicó García, quien considera que los alrededores también son propicios para plantas de energía eólica, al estilo de Santa Ana.

Según los líderes comunitarios, con la mejora de la laguna se beneficiarán unos 44 mil habitantes de al menos nueve aldeas vecinas de la región note del Distrito Central.

 

Tomado de Diario El Heraldo.