Han pasado ya 268 años desde la noche de su hallazgo, cuando recostándose sobre el suelo don Alejandro Colindres se percató de su presencia. Miles de milagros le son adjudicados con la fe y el fervor que solo el peregrino puede ofrendar a un ser tan especial, como la Virgen de Suyapa.

A pocos días de su cumpleaños, el 3 de febrero, su pueblo que la adoptó como patrona no deja de alabarla y sin importar la distancia que haya que recorrer asisten puntuales a la cita.

Ya sea por hacerle efectivo el pago de una promesa o acercarse a su regazo para pedir su intercesión, los feligreses no pierden la oportunidad de disfrutar de su presencia.

La fiesta está a un paso de comenzar, y los peregrinos ya están apostados en el lugar, el santuario en la aldea de Suyapa, en la capital de Honduras. Protegidos por el Divino Creador caminan de rodillas al altar, candela en mano y corazón pequeño vienen a alabarla.

En la catedral de Suyapa se respira paz, amor, alegría, respeto; la invocación sacerdotal reza en su homilía “¿Quién es la patrona más guapa?, la virgen de Suyapa”.

Con la humildad del campesino, la creatividad del artista, la fe del devoto, sin importar edad, genero o situación económica, en este lugar no hay espacio para preferencias y estarán más cerca de la madre de Dios los que la lleven en el corazón.

 

 

Tomado de Diario La Prensa