El din don de las campanas y los gritos de uno, dos tres hasta contar las 12 campanadas, explotaron en júbilo para recibir el Nuevo Año. Fue todo un pueblo el que llenó la plaza León Alvarado de Comayagua el que se abrazó y envió el mensaje de unidad al mundo.

Durante cuatro horas el preámbulo de la fiesta se vio inundado de música, del derroche del talento catracho que mostró la mejor cara de la ciudad colonial.

Tras el repique del reloj, el cielo se iluminó, fueron las luces que con su colorido evidenciaban la alegría, el entusiasmo, la fe que todos los hondureños tienen por nuevos tiempos.

Es la cuarta ocasión en que los comayaguenses reciben el año de una forma particular y lo hicieron con el sonido del reloj más antiguo de Latinoamérica.

«Es nuestra fiesta, es el calor de un pueblo que está deseoso de mostrar lo bueno que hay en el país y hoy en esta fiesta con el derroche y colorido mostramos que amamos la paz» dijo Carlos Miranda, alcalde de Comayagua.

La punta, el reggetón y la música hondureña sellaron la fiesta. No faltó la voz de Moisés Canelas, Pilo Tejeda, El Chevo y las Chicas Roland que contagiaron la fiesta que terminó al amanecer de 1 de enero.

 

 

Tomado de Diario La Prensa. Fotos: Franklin Muñoz.