El 9 de julio, se logra terminar la huelga firmando un acta que no cumplía con lo que los huelguistas querían. Pero aún con la represión y la traición, la huelga logra, en lo general, sus objetivos. El Partido Nacional en el poder entra en crisis y le es imposible seguir gobernando, aún imponiendo una dictadura con Julio Lozano Díaz que sustituye a Gálvez que se retiró “por enfermedad”, después vendría un golpe militar reformista y convoca a elecciones que les gana a la oposición con Villeda Morales.