Por Laura Bermúdez Minutos después del alba, emprendimos la expedición al sendero Las Golondrinas, ubicado a 6 kilómetros del centro de Valle de Ángeles. A esa hora el viento sopla a una temperatura muy refrescante, ideal para iniciar la caminata. Y es aquí donde comienza la aventura.

El tour inicia observando algunos vestigios de lo que fueron  los hornos de las minas, en la entrada del sendero. En Valle de Angeles se explotaron tres minas: Las Animas, Los Angeles y El Socorro.

La vegetación y la humedad en el aire empieza a cambiar a medida que nos acercamos al sendero; sin duda alguna nos encontramos en la zona núcleo del Parque Nacional La Tigra, adentrándonos cada vez más al místico bosque nublado. Hay que recalcar que el sendero es conocido apenas por los nativos de la zona, porque  hasta recientemente se acondicionó para el público; en otras palabras es un sendero  prácticamente virgen. Me siento muy afortunada de ser de las primeras en fotografiar el sendero de Las Golondrinas.

Durante el boscoso camino podrá apreciar algunas bocaminas, que por muchos años una compañía estadounidense  extrajo metales preciosos de esta frondosa montaña. La minería es muy relevante en la historia de Valle de Ángeles, ya que de ahí provienen sus raíces  y en este divertido paseo lo podrá apreciar  con sus propios ojos.

Como es de esperarse, en el bosque nublado hay una gran diversidad de fauna, que con un poco de suerte y esfuerzo podrá verla. Si le interesa el birdwatching es muy posible encontrar  diversas especies de pájaros; hay grandes probabilidades de ver el ave tan amada por  los mayas, el quetzal. Se han avistado algunos felinos como el jaguar y reptiles como  tamagases, boas, etc.

El sendero presenta una dificulta de baja a moderada, sin embargo aloja varios escenarios muy interesantes a la vista.   También se puede convertir en una senderismo extremo si se escoge ciertas alternativas a la ruta principal. De ser así es necesario llevar cuerdas, ganchos y mucho coraje.  A medida que se va avanzando y apreciando el entorno natural, podrá encontrar lugares ideales a bañar.  El agua es pura, cristalina y muy fría. Hay muchas zonas de descanso lo cual hace la trayectoria sumamente tranquila y agradable.

El sendero promete muchos parajes inusitados, pero el que de verdad sorprende es cuando se llega a la cascada, que cae desde lo alto de un peñasco. El sitio en sí, es muy acogedor porque se encuentra escondido entre rocas, muy lejos de la civilización. Me dio la sensación de estar en un paraíso desconocido. Arriba de la cascada hay un nido de golondrinas y de cuándo en cuándo la bandada sale revoloteando a medida que cruza el agua de la cascada. El canto de las golondrinas atrapa el oído del visitante, dejándolo casi hipnotizado. Es como el final de algún cuento de hadas, donde el duende busca un tesoro escondido al final del arco iris . El sendero Las Golondrinas es definitivamente  el tesoro que andaba buscando.

 

 

Por Laura Bermúdez