Por su puesto hay que visitar sus iglesias, casas, calles, haciendas coloniales, y contemplar toda le riqueza arquitectónica incomparable que en la metrópolis se encuentra. Pero para en verdad disfrutar de este mágico lugar hay que probar todos sus platillos, como el huevo en su diferente presentación, frito, duro y tibio, los sabrosos pastelitos de frijoles, las pupusas de loroco o la exquisita pacaya frita con huevo. ¡Le encantará!