Esta es la historia de esfuerzo y dedicación de don Marcelino Bonilla, un hondureño trabajador que con 104 años, vende pequeñas bolsas de pinol a tan solo 20 lempiras, para poder subsistir.

Este amable hombre de sonrisa tierna y alma de guerrero, nació en la aldea de Achiote, en Bonito Oriental del departamento de Colón,  en 1915. Es un lugareño que se ha ganado un lugar especial en el corazón de los clientes que todos los días le compran pinol.

Su trabajo de todos los días

Cada mañana antes de salir de su hogar, don Marcelino prepara las bolsas de pinol y sale a las calles con la esperanza de poder vender todo su producto para ganar suficiente dinero, que necesita para cubrir los gastos de alimentación, vivienda, vestuario y más.

Los vecinos de la comunidad cuentan que este noble anciano es una inspiración para todos, pues al verlo trabajar con tanta energía se contagian del espíritu laborioso que conserva este honorable hondureño.

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Un producto de calidad

El pinol de Don Marcelino, es muy deseado en la comunidad  ya que es la mezcla perfecta del maíz tostado y cacao que son la base para preparar esta confortante bebida tradicional que puede disfrutarse a cualquier hora del día.

Don Marcelino es un hondureño digno de admirar.

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