El pueblo de Corquín, Copán, es considerado como una verdadera perla colonial, por sus calles empedradas, casas amontonadas, y una estructura única. Un rinconcito que se ha convertido en una parada obligatorio para agregar al listado de sitios por conocer. Ubicado al sur del departamento de Copán y formando parte de la cordillera de Celaque, Corquín ofrece comida, costumbres y sobre todo la calidez de su gente.

El casco urbano de este pueblo se encuentra dividido por las quebradas San Francisco, Sunsapote y los ríos Julalgua y Jopopo, que hacen que el municipio brinde un maravilloso paisaje. El 13 de marzo de 1926, Corquín obtuvo el título de ciudad y a partir de esta fecha se han desarrollado muchos acontecimientos históricos.

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Uno de los rincones encantadores de Honduras, que encanta por su belleza.

Datos históricos:

Los primeros pobladores del territorio que pertenece ahora al municipio de Corquín eran descendientes de los toltecas, originarios de México, quienes se radicaron en los márgenes del río Jopopo a mediados del siglo XVII y fueron estos quienes le dieron el nombre de Corquín, que en su lengua significaba «Tierra entre Aguas».

Posteriormente se extendieron a orillas del rió Julalgua y la quebrada de San Francisco a finales del siglo XVII. A principios del siglo XVIII se establecieron en el mismo sitio algunas tribus de origen Lencas y Chorotegas que provenían centro y sur del país.

Conocida como la Perla de Occidente, fue fundada el 24 de junio de 1824. Un pueblo que cuenta con muchos atractivos turísticos y conserva sus tradiciones culturales. Corquín es una ciudad con mucha historia. Sus calles empedradas y casas coloniales la convierten en una de las ciudades que usted no puede dejar de visitar cuando recorra el departamento de Copán.

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La iglesia católica San Juan Bautista permite a los turistas y pobladores admirar las obras que como un legado dejara el sacerdote José Héctor Melgar Melara, notable arquitecto, escultor y pintor, que creó grandes obras.

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