Una torrencial tormenta en la comunidad Centro Poblado La Unión, municipio de Yoro, al norte de Honduras, trajo consigo uno de los fenómenos más fascinantes de la naturaleza.
Aunque el aguacero que se registró anoche en la aldea yoreña parecía en un inicio un regalo del cielo para los sembradíos, al salir el sol se convirtió en un espectáculo para los pobladores. La tradicional «lluvia de peces» había caído.
En los charcos, calles y afluentes cercanos, los habitantes de la comunidad encontraron cientos de pececillos que recolectaron en recipientes.
El fenómeno se registra cada año entre los meses de mayo, junio y julio, en los que da inicio la temporada lluviosa en la zona norte de Honduras.
Oriundos del departamento de Yoro relataron a ElHeraldo.hn que la «lluvia de peces» es una tormenta que se extiende por dos o tres horas, con vientos huracanados y actividad eléctrica, y que debido a la fuerza de los vientos, reconocen que se trata del fenómeno.
Aseguran que la tarde anterior a que se registre la tormenta, el cielo se pone nublado y una vez que para la precipitación, la gente sale a buscar el sitio donde aparecen los peces. Muy pocas veces el evento se repite dos años seguidos en el mismo lugar y en la última década se ha desplazado a las aldeas del interior.
El hallazgo, luego del aguacero, es disfrutado principalmente por los niños, quienes recolectan los pequeños peces traídos por la lluvia.
Fenómeno sin explicación
La «lluvia de peces» se ha reportado en todo el mundo durante siglos; sin embargo, las explicaciones científicas de por qué se produce el fenómeno, son pocas. Una hipótesis sugiere que se origina con las trombas marinas, tornados que se mueven sobre el agua y que aspirarían las pequeñas criaturas debajo de la superficie para depositarlas en otro lugar.
No obstante, las trombas marinas no son conocidas por llevar su carga acuática a través de grandes distancias y en todo caso, no sería aplicable a Yoro, que se encuentra a unos 200 kilómetros de las costas del mar Caribe.
Pero otra teoría fue propuesta por un equipo de científicos de National Geographic que fue testigo de este acontecimiento mientras cumplía una misión de Yoro en la década de 1970. Tras señalar que los peces encontrados son completamente ciegos, los científicos concluyeron que los peces de Yoro no caen del cielo y presumen que las fuertes lluvias anteriores a su aparición probablemente obligan a los animalitos que viven en corrientes subterráneas a salir a la superficie.
Por otro lado, la leyenda local establece que la «lluvia de peces» es una bendición otorgada al pueblo de Yoro por el padre José Manuel Subirana, un misionero español que visitó la zona en 1860 y oró por los pobres de la región que padecían hambre, pidiendo a Dios que les proporcionara comida.
El cuerpo de Subirana se encuentra sepultado en la iglesia Santiago de Yoro.
Cualquiera que sea la explicación, la «lluvia de peces» es un hecho que llena de orgullo a los yoreños, ya que es parte de su historia y forclore.
Tomado de Diario El Heraldo
Fotos cortesía Cadena Radial Centro de Yoro