Por: Ingrid Antúnez      Fotos: Museo de Comayagua y Jimmy Argueta

 

Mirian Mejía de Zapata inició esta tradición en 1963, en el marco de la apertura de la diócesis de Comayagua.

 

La costumbre milenaria de elaborar alfombras para los dioses probablemente sea de origen prehispánico, posteriormente se utilizó por la fe católica, arraigándose en Huamantla, México y propagándose a las Repúblicas de Guatemala y El Salvador.

 

A Honduras no llegó sino hasta el año de 1963, cuando la señora Mirian Mejía de Zapata elabora la primera alfombra de aserrín multicolor frente a la iglesia Catedral, para conmemorar el nombramiento de monseñor Bernardino Masarella como obispo de Comayagua, cuando se crea la diócesis de esta ciudad.

 

Este fue el primer paso, para el inicio de una hermosa y colorida tradición de confeccionar alfombras todos los Viernes Santo, frente a su casa de habitación en la calle de El Calvario. Con el tiempo, otras familias de Comayagua iniciaron la elaboración de estos coloridos tapetes, en donde estampan la pasión y la vida de Nuestro Señor Jesucristo.

 

EN DETALLE

El 13 de marzo de 2013, se conmemoró por todo lo alto el 50 aniversario de esta tradición, con una eucaristía en el obispado de Comayagua, y donde se recreó la primera alfombra que realizó la señora Mejía en 1963.

 

La figura que ella estampó hace medio siglo fue un pequeño cordero; posteriormente elaboró una alfombra de aserrín frente a su casa de habitación, en la calle de El Calvario, por donde transita el Vía Crucis todos los Viernes Santo.

 

Un año antes de su muerte, le preguntaron si ella tenía idea de que aquella pequeña alfombra de aserrín daría inicio a esta tradición que hoy en día llena de orgullo a todos los comayagüenses, ella respondió que no; que simplemente pretendía exaltar aquel acontecimiento tan extraordinario que estaban viviendo.

 

PERSONAJE

Mirian Mejía de Zapata llega a Honduras en 1955 procedente de la ciudad de San Salvador junto a su padre el señor Benjamín Mejía Martínez nombrado cónsul de El Salvador en Comayagua, le acompañaban su esposa y sus 8 hijos, entre ellos doña Mirian, quien en ese entonces tenía 17 años.
Para el año de 1958, la familia Mejía Rivera retorna a la república de El Salvador, pero Doña Mirian ya había contraído nupcias con el abogado comayagüense, Marco Antonio Zapata Ortega, por lo que se queda viviendo en esta ciudad hasta que le sorprende la muerte a la edad de 57 años, luego de haber procreado 7 hijos.

 

Lastimosamente no existe una fotografía de aquella primera alfombra que se elaboró en 1963; las primeras gráficas en las cuales, fue captada la imagen de estos bellos tapices elaborados por esta familia son de 1965; en ellas, se puede apreciar la calle del Calvario aún de tierra, además muestra la sencillez con que eran elaboradas, ya que para esa época aún no habían más familias que se sumaran a la actividad.

 

Llama la atención la soledad que en aquel entonces imperaba en la calle, si hacemos el contraste con los más de 50,000 espectadores, que hoy en día acompañan el recorrido del Vía Crucis, y gozan del talento de los participantes que rinden honor al señor Jesús, y a esta tradición que ha perdurado en Comayagua.
La herencia espiritual que doña Mirian Zapata dejó a la familia, fue esta tradición que hoy en día la continúan hijos, sobrinos, primos y nietos.

 

ACTUALIDAD

Esta actividad año con año tiene un auge impresionante, y para este 2013 se adornarán 69 cuadras del casco histórico con alfombras.

 

La característica de estas piezas elaboradas de aserrín teñido con añilina, es que cada una tiene un mensaje evangelizador. Sus moldes son diseñados en cartón a mano alzada, y en cuanto a la materia prima no hay límite alguno, aquí todo depende de la creatividad de cada diseñador de alfombras.

 

Es así que se observan materiales como semillas, café molido, cáscara de huevo, ajonjolí, frijoles, olotes, flores naturales entre otros.

 

PREPARATIVOS

Las alfombras son realizadas la madrugada del Jueves Santo, para el paso del Vía Crucis que se celebra el Viernes Santo. Desde la medianoche hasta las 9 de la mañana, los artesanos inician su jornada en la calle del Vía Crucis, y es a partir de ese entonces, cuando se pueden contemplar cada una de las obras artísticas.

 

Los únicos parámetros establecidos por las autoridades locales, es que cada alfombra debe tener 10 metros de separación entre ellas, además de un metro de distancia al lado de las aceras. Esto para que los visitantes puedan circular libremente, y puedan apreciar la ardua labor de los participantes.

 

Cada familia financia el montaje de estas magníficas obras, cuyas cantidades pueden ser desde los cuatro mil hasta los 20 mil lempiras, todo depende del tamaño de la alfombra y sus materiales.

 

En Honduras existe libertad de culto siendo su población predominantemente cristiana y mayoritariamente católica. Con esto, los devotos y seguidores de esta tradición, podrán vivir ¡la edición número 50! de esta actividad que revive el sacrificio de Jesucristo en El Calvario, y donde sus fieles seguidores pueden demostrar su fe en esta semana Santa.

 

DE INTERÉS

Si usted desea participar de tan colorida, ferviente y artística labor. La hija de la pionera de esta orgullosa tradición, Miriam Florencia Zapata Mejía en el Museo de Comayagua, puede asignarle un grupo o familia para ayudar. Definitivamente una experiencia que ¡le encantará!