El mundo le dio la bienvenida a Francisco Morazán un 3 de octubre de 1792, exactamente hace 226 años. Se dice que su altura era de 1’90 metros, ojos azules, un hombre culto, de pensamiento liberal e influenciado por los movimientos revolucionarios de la época.

A Morazán se le atribuye un importante papel en la historia de Centroamérica, como eliminar los diezmos, introducir el matrimonio civil, la educación laica y promover la libertad de culto.
El historiador y docente Jorge Amaya afirma que a veces la percepción de estos próceres se direcciona a sus heroicas acciones pero es importante recordar que como todos, Morazán fue un ser humano con errores y virtudes.
Según Amaya, hay momentos de la historia que tienen tensiones políticas, sociales, que generan discursos radicales y otras etapas donde hay más paz o tranquilidad en una sociedad, los discursos sobre una persona suelen ser más moderados. En ese momento Morazán enfrentó dos guerras, se instaló en el poder por casi diez años y empezó a gestarse como una literatura apologética que perfiló varias características de Morazán. Una fue la del guerrero, un Morazán militarista, con dotes de masculinidad muy apreciadas en la época, que se le atribuyen muchas novias, siendo el hombre más deseado.

Casa Morazán en Tegucigalpa

También se comenzó a construir su imagen de estadista beligerante; pero igualmente se empieza a construir por los conservadores y religiosos de la época.
Jorge Amaya abordó este concepto en un artículo sobre la historia del diablo en Honduras, y es la satanización de Francisco Morazán que se expresó en varias acciones de los conservadores y de la iglesia.

Esta satanización ocurre cuando el Papa excomulgó a Simón Bolívar y a San Martín; a Morazán no, porque quizá era menos importante y sonaba menos que Venezuela y que Argentina, pero sí tuvo como detractor al obispo Ramón Casaus y Torres, ya que Morazán expulsó a todos los religiosos de Guatemala, que eran más de 200, casi 270. Luego envió al obispo y a los religiosos a La Habana, que era el único reducto que le quedaba a los españoles, porque Cuba era todavía de España. Y desde ahí emprendieron una campaña satanizando a Morazán. Jorge MAmaya conserva varios de este artículo, en el que no sólo satanizan a Morazán, sino que lo califican como el peor de los demonios y de todas sus legiones.

Morazán rechaza las divisiones sociales, que habían existido en el antiguo régimen: la aristocracia que tenía derechos y el pueblo que carecía de todo. Morazán formula siempre que el principio, el fundamento de un Estado, es la suma de los derechos del ciudadano, del soberano. Y eso es lo más importante, esa es la base del liberalismo, es la base de una democracia. Y debajo de esos están lo de derechos como de primera generación: el derecho a la libertad de conciencia y por ende a gozar de una educación libre de dogmas, una educación laica, el derecho a la libertad de culto, y el más importante, la libertad.

El Parque Morazán es uno de los sitios que no puede dejar de conocer en su visita a La Paz.

Él es el que promueve que la Asamblea Constituyente aboliera la esclavitud, un principio del liberalismo. No sólo es el primero que reconoce la laicidad, sino que el Estado debe dirigir el sistema educativo. Que la educación debe ser gratuita, también consiguió la formación de lo que podríamos llamar la verdadera educación laica, que no es sólo quitar lo religioso, sino también enseñar las ciencias y la Ilustración, la técnica. Morazán concebía la importancia de renovar la universidad en Centroamérica y crear carreras técnicas. En el nivel básico, el sistema era el lancasteriano. Morazán nos hablaba del modelo por competencias hace 200 años. ¿Y cómo era? Hoy en día el modelo por competencias concibe que todos aprenden con diferentes tiempos y en diferentes niveles de profundidad. Unos que aprenden más rápido y otros, más lento.

Hoy en día Morazán sigue siendo considerado un heroe centroamericano y parte de nuestra celebración patria.

Tomado de Presencia Universitaria

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