La excavación de una “ciudad perdida” en el oriente de Honduras inició con bombos y platillos, pues el propio presidente, Juan Orlando Hernández, retiró la primera escultura de piedra del sitio. Ese artefacto es uno de docenas que componen el alijo descubierto, en febrero del año pasado, entre las ruinas de una ciudad precolombina que yace en las entrañas de la selva de La Mosquitia.

Las piezas permanecieron intactas y bajo protección militar en un lugar que no fue revelado. Pero ahora, un equipo arqueológico hondureño-estadounidense ha regresado al sito para excavar los artefactos y seguir explorando la región.

La pieza que el presidente Hernández extrajo el día de ayer, personalmente, es una vasija espectacular tallada en basalto. En el borde del jarro se observan dos figuras animales, una de las cuales posiblemente representa la cabeza de una fer-de-lance o terciopelo, una de las serpientes más mortíferas del mundo y endémica del área.

La vasija, una de cincuenta y dos esculturas de piedra halladas en la expedición de febrero, fue depositada en la base de una pirámide de tierra en la parte central de la ciudad hace aproximadamente 500 a 800 años, y al parecer permaneció intacta desde entonces. Solo la parte superior de las esculturas sobresale del suelo.

En apenas los primeros días de excavación, este mes, el equipo que lidera el arqueólogo Chris Fisher, de la Universidad Estatal de Colorado en Fort Collins, ha encontrado docenas de objetos adicionales, elevando el total a sesenta y cuatro. En su mayoría, los artefactos son jarras de piedra y metates, que presuntamente representan tronos o asientos de poder. Muchos objetos están profusamente decorados con cabezas de animales y patrones geométricos. Uno de los metates está inscrito con una serie de diseños que, según los arqueólogos, se parecen a los encontrados en la “banda celestial” de los mayas, una representación abstracta del cielo nocturno.

Esto podría ser un hallazgo significativo que ayudaría a los científicos a entender la relación entre la cultura desconocida y anónima de la Mosquitia prehistórica y sus poderosos vecinos mayas, asentados al oeste y el norte.

La excavación se lleva a cabo con una beca de la Sociedad National Geographic, así como el apoyo del gobierno hondureño, el Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) y su director, Virgilio Paredes Trapero.

“Creemos que podría haber más artefactos”, dijo Fisher, “y tal vez entierros de la realeza por debajo de ellos”. Sucede que, en otras regiones de América Central, han hallado bajo los metates entierros de individuos de alta condición social, a menudo sepultados con hermosos bienes mortuorios.

El presidente Hernández también extrajo del suelo una cabeza de “hombre jaguar”, muy conocida debido a los informes noticiosos del descubrimiento del alijo, en marzo pasado. Se cree que la escultura representa a un chamán en un estado espiritual transformado, mitad hombre y mitad animal.

La cabeza, única parte visible sobre el suelo, resultó ser la parte frontal de un metate, el cual tenía dos patas imitando a un animal agazapado, con la cola corta y gruesa. Este artefacto ha cambiado el nombre del valle. Antes designado con el apelativo mundano de “T1”, abreviatura de Target One u Objetivo Uno, ahora recibe la denominación formal de “Valle del Jaguar”.

En una entrevista exclusiva con National Geographic en el sitio del alijo, el presidente Hernández evocó sus primeros recuerdos de leyendas sobre la Ciudad Blanca –una mítica ciudad perdida en la selva de Mosquitia- y revivió su entusiasmo cuando, como presidente del Congreso hondureño, en 2012, recibió la noticia de un estudio aéreo en Mosquitia utilizando una tecnología de imágenes llamada LIDAR, el cual reveló no una, sino dos “ciudades perdidas”.

“Esto es un acontecimiento arqueológico e histórico”, declaró. “Esta cultura es fascinante, pero tenemos mucho que aprender, y eso demorará algún tiempo”. Añadió: “Estamos felices de compartir este conocimiento con el mundo”.

James Nealon, embajador estadounidense en Honduras, también estuvo presente en el sitio para extraer el primer artefacto, el día de ayer. Dijo que fue “un gran día para Honduras”, y un ejemplo maravilloso de la cooperación entre hondureños y estadounidenses en un proyecto de importancia para los dos países y el mundo entero.

El presidente y los dos artefactos fueron trasladados en helicóptero fuera de la selva hasta la población de Catacamas, localizada en el límite sur de Mosquitia. En el pequeño aeropuerto de Catacamas, donde el gobierno de Honduras construye un laboratorio y un futuro museo para albergar y estudiar los artefactos de las ruinas, el presidente desveló los dos artefactos frente a una multitud de 300 ministros, dignatarios, científicos y representantes de la prensa nacional. “Por primera vez”, dijo Fisher al grupo, hablando de las excavaciones, “podemos estudiar esta cultura de manera sistemática”.

La segunda ciudad descubierta en el estudio LIDAR –conocida solo como T3 o Target Three (Objetivo Tres)- es mucho más grande que el Valle del Jaguar, aunque nunca ha sido explorada. El 18 de enero, Chris Fisher y un fotógrafo de National Geographic volaron al sitio en un helicóptero militar hondureño para realizar un estudio breve.

Tomado de National Geographic