Doña Zoila Zelaya tiene más de 28 años de vender burras en el centro de Tegus y a estas alturas ya tiene su clientela.

Junto con su amor Conrado Rodríguez todos los días se llegan tempranito a ponerse al pie de las gradas del barrio La Hoya a alimentar los estómagos de taxistas, buseros, abogados y todo el que pase por el lugar.

Ya a las 10:00 AM se les han vendido las burras y montan todas las cositas en el taxi que conduce don Conrado, quien después de ayudarle se dedica a la ruleteada.

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Doña Zoila y Conrado siguen deleitando a los capitalinos con las burras, una tradición gastronómica entre los abuelos.

“Me aburrí de trabajar en lo ajeno y mi esposo me dijo que me pusiera a vender burras, en aquellos tiempos cada burra costaba 2.50 pesos”, recordó la agradable doñita.

Y es que dice que de la ventecita ha criado a sus 4 hijos Yessica, Jorge, Luis y Tony. “Gracias a Dios ya están adultos y hacen sus vidas, ahora trabajamos para nosotros”, comentó mientras servía muy ágilmente sus alimentos a un taxista.

“¿ De qué la quiere mi vida?» ,  decía mientras su don corría a cobrar el billete. El secreto de que las burras se vendan como pan caliente es que tiene gran variedad. Tiene de chicharrón, huevo en torta, huevo picado, tortitas de carne, de chorizo y el cliente puede escoger a su gusto.

Además son ricas y baratas pues la doñita dice que aunque no da mucho, ella no le gusta ser carera. Por 29 lempiras se lleva la burra, el fresco natural y tortillas extras. A los que dicen que en Honduras no se puede vivir les dice: “Boten la pereza, hay que buscarle maneras a la vida en este país”.

Las Burras:

Son una comida hondureña, que se hacen para comer en viajes largos o fuera de la casa, consta de dos tortillas de maíz abajo, frijoles, queso, y algunas personas la prefieren con huevo y aguacate, luego la tapa con otra tortilla y le da un pequeño apretón para que todos los alimentos se compacten, y realmente son un rico manjar catracho.

Texto original de El Caliche