«Única, típica, suculenta, calientita, tostada, a mano, de comal, delgadita, pequeña o grande, la tortilla de maíz es el símbolo y una de las tradiciones más antiguas de la cultura culinaria en Honduras.» La publicación mexicana La Crónica de Chihuahua compartió recientemente un artículo de Luisa Agüero, hablando un poco sobre este alimento básico de la dieta hondureña. 

 

Tradición que sobrevive al tiempo

¿Cuándo, dónde y cómo nace la tortilla? Su origen es tan antiguo que se desconoce con acierto su procedencia. Sin embargo, se sabe que la historia prehispánica, relatada a través del Popol Vuh, nos ve como “Hombres de maíz”.

La actividad es constante en este sitio de comercio, entre los aromáticos olores del nixtamal, las manos fuertes sobre la masa y el plástico hacen lo suyo en medio de un incesante palmoteo.

A fuego lento, el disco de maíz va tomando forma entre las ágiles manos de Norma Rivas.
Desde el amplio comal en el céntrico puesto del mercado Guamilito de San Pedro Sula, ese acompañante fiel de cada comida, sale directo a la mesa y a la boca de ávidos consumidores. Hoy, la tortilla se consolida como una de las grandes protagonistas en la gastronomía local.

“La tortilla es parte de nuestra cultura, es histórica, se comía desde el tiempo de los mayas y su demanda es alta porque es un producto básico en la dieta de los hondureños”, expresa Norma, una simpática mujer dedicada a esta actividad desde hace una década.

Lo cierto es que este manjar hizo, según los historiadores, paladear de gusto a nuestros ancestros mayas. Y más allá del tiempo, un centenar de artesanas como Norma y María Ignacia, dispersas en uno de los 40 puestos del centro turístico, que es el mercado Guamilito, ponen en práctica su destreza al manipular la masa. Su objetivo se cumple en lo que es ya un verdadero ritual.

“A la gente le encanta venir a comprar tortillas a nuestros puestos y algunos se las comen aquí, acompañadas de queso o mantequilla. Los turistas que nos visitan observan el proceso del amasado hasta que se cocina en el comal, nos toman fotos y eso es un orgullo para nosotros porque es un complemento de la gastronomía regional, muy importante en nuestra cultura”, expresa Rivas, plenamente convencida del valor trascendental de la tortilla.